LONDRES.- Grecia pudo haber negociado la mayor reestructuración de deuda soberana de la historia, pero los precios iniciales de los nuevos bonos que se emitirán a los acreedores mostraron que los inversores tienen poca fe en que el acuerdo pueda significar el fin de la pesadilla económica de Atenas. Bajo el acuerdo, los acreedores privados cambiarán sus viejos bonos griegos por unos nuevos con un valor nominal mucho más bajo, menores tasas de interés y mayores vencimientos, perdiendo cerca del 74% en el valor de sus inversiones y rebajando 100.000 millones de euros de la deuda nacional.
El programa de reforma y de austeridad de Grecia exigido por el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea significa que su carga de deuda en 2020 debería ser similar proporcionalmente a la actual de Portugal.
Esto significa que los rendimientos en los bonos griegos y portugueses deberían ser similares, siempre y cuando los inversores crean que Atenas alcanzará su meta de deuda.
Este no era el caso en el "mercado gris", donde los operadores manejan los precios antes de que un activo se emita y donde los bonos griegos mostraban rendimientos de entre el 15 y 21%, muy por encima de los niveles portugueses de entre el 11 y 14%. "Uno esperaría que los rendimientos de los nuevos bonos griegos fueran cercanos a los niveles de Portugal, donde el ratio de deuda-PBI es cerca del 116%", señaló un operador internacional. (Reuters)